La educación en Venezuela atraviesa una crisis profunda debido a la situación económica, política y social del país. Aunque el acceso a la educación es un derecho garantizado por la Constitución, en la práctica, muchas escuelas y universidades enfrentan problemas graves como la falta de infraestructura, la escasez de materiales y la migración masiva de docentes debido a los bajos salarios.
El éxodo de profesores ha debilitado la calidad de la enseñanza, dejando a muchos estudiantes sin guías adecuadas para su formación. Además, las fallas en los servicios básicos como electricidad, agua e internet afectan el desarrollo de clases, especialmente en zonas rurales. La deserción escolar también ha aumentado, ya que muchas familias priorizan la búsqueda de alimentos y recursos sobre la educación.
A pesar de estas dificultades, algunos docentes y comunidades buscan alternativas para mantener la educación en pie, desde clases informales hasta el uso de herramientas digitales cuando es posible. Organismos internacionales y ONG han brindado apoyo con programas educativos y materiales escolares, pero las soluciones a largo plazo requieren un compromiso estatal serio para recuperar el sistema educativo y garantizar que los niños y jóvenes tengan acceso a una enseñanza de calidad.